Adiós a la Secretaría de Inmigración

Anna Terrón, hasta ayer Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración

Anna Terrón, hasta ayer Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración

No es que vayamos a extrañar muy especialmente a Anna Terrón, la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración. No es que esta entidad haya tocado a menudo a nuestras puertas para preguntarnos qué nos hace falta como extranjeros residentes en España. No es que sepamos con claridad por qué dicha Secretaría tomaba algunas decisiones polémicas respecto a la inmigración en España, pero… teníamos una entidad dedicada a nuestros asuntos.

¡Así de claro! Sabíamos a quién remitir quejas sobre el funcionamiento de las Oficinas de Extranjería, sabíamos desde dónde se redactaba el Reglamento de Extranjería, sabíamos a qué página web acudir en caso de que hubieran cambiado los requisitos para un trámite…

Sabíamos, en definitiva, que contábamos con un respaldo institucional. Malo, regular o bueno, pero institucional al fin y al cabo. Si un medio de comunicación alertaba sobre problemas en la tramitación de permisos de residencia o sobre las dificultades para gestionar una reagrupación familiar o sobre las largas esperas en algunas Oficinas de Extranjería, sabíamos que podría encontrar respuesta en una entidad gubernamental de carácter estatal.

Y ese carácter estatal permitía que no se cometieran atropellos en nombre de las autonomías cuando algún gobierno local se animaba a imponer más requisitos o mayores restriciones.

Qué lástima que tengamos que despedir el año diciendo adiós a una entidad que, por lo menos, se ocupaba de los asuntos más específicos de la inmigración y por lo tanto, no le eran ajenos términos que para nosotros, los extranjeros, son pan nuestro de cada día, pero para el común de los españoles son tan lejanos como sus propias fronteras.

Y no sólo duele este cierre. Duele y mucho, la eliminación de la Secretaría de Igualdad y la de Cooperación Internacional.

Réquiem por los olvidados.

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